Lilith visita a Pedro
– ¡Hola Pedro! ¿Cómo estás?- le preguntó Lilith a su compañero de clase de la infancia por telequinesiófono.
– ¡Hola Lilith! ¡Cuánto tiempo! Me alegro mucho de saber de ti.- Contestó Pedro.
– ¿Qué es de tu vida? añadió.
– Pues la verdad es que estoy muy bien.- Contestó Lilith.-Es que he visto unas fotos de cuando éramos pequeño, que tenía mi madre en el viejo ordenador y me he acordado de ti.
-¿Te gustaría que quedáramos?- Preguntó Lilith.
– Pues claro.- Contestó Pedro – ¿Quieres quedar en algún sitio o prefieres venir a buscarme y te enseño dónde trabajo?
– ¡Fantástica idea Pedro! la semana pasada estuve con Paula en su trabajo ¿Y tú, dónde trabajas? Para que se lo pueda decir al coche.
– No, mejor me conecto y se lo digo yo. Así te doy la sorpresa. Que sé que te va a gustar.
Pedro desconectó de Lilith un segundo y le dijo al coche: “Trabajo en la planta de reciclaje del Oeste”.
A continuación volvió a conectar con su amiga. -Salgo a las cinco, te espero en la puerta.
Según el coche iba llegando a su destino, Lilith empezó a ver cinco grandes edificios hechos de hormigón de los cuales, por supuesto desde los últimos avances con la fusión de átomos, la energía era limpia y no salía ninguna clase de humos.
Al llegar Pedro la invitó a entrar y visitar los edificios. Había un gran cartel en el que ponía: “Planta de reciclaje Oeste. Ministerio de Sostenibilidad”
– Mira Lilith yo trabajo en la planta amarilla, la de bioplásticos, pero si quieres, veremos los cinco edificios.
– En todos los lugares de reciclaje se tratan los residuos por colores. Los bioplásticos se tratan en mi edificio, el amarillo. Los vidrios van al edificio verde, el cartón y papel al edificio azul. Y el gris más pequeño es el de otros residuos puramente biológicos.- Explicó Pedro.
– ¿Y cómo convierten el plástico viejo en plástico nuevo?- Preguntó Lilith.
– Pues mira no es fácil y aún nuestros bioplásticos tienen bastantes componentes contaminantes, por eso es tan importante reciclarlos y refinarlos. ¿Tú sabes cómo funcionan los microondas? pues muy parecido, pero en lugar de mover ondas, la cámara presurizada aísla y calienta las moléculas para que se pongan blanditas. Una vez están así, es más fácil alterarlas, modificarlas.
– Mira esta sala.- Dijo Pedro abriendo una puerta en la que había unas máquinas supervisadas por operarios que transformaban la masa blanda en láminas de plástico.
– ¡Guau qué interesante! Entonces ¿aquí se reutiliza todo?- Preguntó Lilith.
– Sí, y encima las máquinas se mueven gracias a energía limpia. Usan los acumuladores que has visto al entrar. Una mezcla de energía solar aumentada gracias al tratamiento atómico que produce la electricidad actual.
– Vaya, entonces ¿con un poco de energía solar, se consigue mover tantas máquinas?
– No, exactamente. Hay que tratar los fotones para sacarles un máximo rendimiento. Algo así como los sistemas de ruedas dentadas y piñones de las bicis.
-¿Y en el quinto edificio que es de cristal, qué hacen?- Preguntó Lilith.
– Pues investigación y desarrollo para ser cada vez mejores, claro. Hay cristales que favorecen la limpieza del aire o productos creados a partir de bioplásticos que son durísimos pero flexibles y que luego mandamos a nuestras colonias de Marte para que hagan las estructuras de los edificios. Son productos tan buenos que merece la pena transportarlos hasta allí.
– Ah… es verdad Pedro, I+D. No sé en qué estaba pensando.- Contestó Lilith.
Pedro añadió. -Allí también hay un departamento que cuida e informa al Ministerio, si ve que hay empresas que siguen haciendo productos que mezclan materiales. Luego informan a la ONU que ya sabes que actúa de inmediato.
– ¿Cómo es eso?- Preguntó Lilith.
– Pues sí, querida amiga, aún hay empresas que intentan ahorrar dinero haciendo productos que perjudican el reciclaje. Ponen etiquetas de papel en botellas de plástico, o que hacen envases en los que se usa plástico y cartón combinados. Y eso es muy difícil de separar.
– Por cierto. – Añadió Pedro.- Hablo mucho con Noa, trabaja en el Ministerio de Sostenibilidad en relación con esta planta de reciclaje. Seguro que se alegra si le llamas.
– Buena idea. Pues menos mal que estáis en todo.- Finalizó Lilith sonriendo.
– Es que si no, no seríamos un planeta sostenible. Y ya sabes lo importante que es estar limpito. ¿No?
Los amigos se miraron y se echaron a reír.
A nadie le gusta estar sucio.
Nota de la autora: Si, desde un punto de vista porcentual, se puede asegurar que el hombre de hoy día es el hombre menos violento de la historia, también es el hombre más concienciado y preocupado por el medio que le rodea.